ante 50.000 testigos
El 18 de mayo de 1996, se produjo en la localidad portuguesa de Moure, un insólito prodigio que ha conmocionado a la opinión pública lusa. Inmediatamente nos desplazamos al lugar de los hechos.
El pasado domingo 18 de mayo, la Iglesia parroquial de Santa María de Moure, perteneciente a la localidad de Barcelos -a medio camino entre Braga y Viana do Castelo-, se produjo un "extraño e inexplicable milagro". Exactamente a las cinco y media de la tarde el sacerdote Abilio da Silva Carvalho recibía de manos del cura párroco de esta capilla - Antonio Duarte Miranda - una Sagrada Forma para colocarla en el interior de la custodia del Altar Mayor, para ser venerada por los fieles allí presentes. En ese preciso instante se produjo un fenómeno absolutamente inexplicable: Ante los atónitos ojos de los devotos, un rostro de Cristo surgió en la Sagrada Forma, en medio del clamor de la muchedumbre que colmaba la pequeña capilla.
La noticia corrió como un reguero de pólvora, y en pocas horas más de cincuenta mil fieles peregrinaron hasta la pequeña iglesia de Santa María de Moure hasta rebosar el edificio y los alrededores, tal como dan testimonio las fotografías a las que tuvimos acceso.
El Milagro se repite
En realidad, el insólito fenómeno ocurrido el pasado 18 de mayo, comenzó exactamente un año antes. Todavía hoy, en uno de los altares de Santa María de Moure, el visitante puede leer el relato del primer milagro. Según reza el texto..."En el sábado y domingo, días 18 y 19 de mayo de 1996, en cuanto el Santísimo Sacramento estuvo solemnemente expuesto en el trono de la Capilla mayor apareció en toda la superficie de la Hostia Consagrada el busto de Jesús, de color gris, ojos semicerrados, pero inmóviles; tres señales de llagas en el rostro; cabeza coronada de espinas; manso cruzadas sobre el pecho.
Todas las personas que visitaron esta Iglesia, y fueron más de quinientas, dan testimonio de este prodigio, que vieron, y que se prolongó por cerca de quince horas."
En relación al primer milagro de la Hostia de Moure, el mismísimo obispo de Braga se pronunció públicamente refrendando el carácter sobrenatural del prodigio. Sin embargo, nadie podía sospechar que exactamente un año después otra hostia consagrada repetiría con exactitud el mismo fenómeno.
Según declaró Don Joâquim Pereira, sacristán de la Iglesia de Moure desde hace más de quince años: "Esto es un milagro. Desde hace sesenta y dos años la custodia se coloca en el altar y nunca ocurrió nada parecido hasta mayo del pasado año". Con estas palabras, Don Joâquim Pereira sale al paso de los comentarios despectivos de los escépticos que atribuyen el prodigio a una mancha casual de la Sagrada Forma o en la Custodia que la contenía.
Para José Simoes, uno de los testigos del prodigio que entrevistamos, el suceso carece de toda explicación lógica: "Yo lo vi, si no lo viese no diría nada. Yo lo vi y era una cosa muy misteriosa". Para José Simoes, vecino de Barcelos y empleado de una fábrica ubicada a escasos metros de la iglesia; no existen antecedentes en ninguna iglesia de la comarca sobre sucesos similares.
La Iglesia del Milagro
La Iglesia de Santa María de Moure se ha convertido en un foco de peregrinación para miles de devotos en busca de lo sobrenatural, venidos desde todos los rincones de Portugal e incluso otros países. De hecho, ya han sido cientos los enfermos que han acudido a la capilla de Moure en busca de un milagro personal.
Situada a unos setenta kilómetros de la frontera hispano-portuguesa, la Iglesia fue construida hace algo más de un siglo. Sin embargo, entre 1987 y 1993, fue ampliada y restaurada; siendo inaugurada por el Excelentísimo Arzobispo Primaz Don Eurico Dias Nogueira el 17 de octubre de 1993. No obstante, según han apuntado algunos investigadores del fenómeno, hasta la fecha los dos supuestos sucesos paranormales han acontecido en los dos altares ubicados en la parte más antigua de la Iglesia original, y no en el Altar de la moderna ampliación.
Para Carmen X, propietaria de un conocido restaurante ubicado en la carretera que conduce a la iglesia de Santa María, este suceso no ha hecho más que complicar la vida de los 950 habitantes de Moure. Sin embargo, para otros vecinos, el prodigio les hace sentir orgullo y agradecen el don de tan "maravilhosa manifestaçao".
Como suele ocurrir en estos casos, en torno a este suceso no han faltado tampoco quienes han querido sacar partido económico del llamado "Milagre de Moure", comercializando estampitas, fotos, etc.
Un Milagro a Examen
Como era de esperar, la Iglesia ha abierto una investigación oficial. Desde la Diócesis de Braga se ha pedido absoluta discreción a los implicados. El cura párroco conserva la custodia -que tiene más de 190 años de antigüedad- en su domicilio y elude hacer declaraciones.
Para llevar a cabo la investigación, se ha constituido una Comisión de Peritos que está elaborando en la actualidad un dossier que será enviado a la Santa Sede. El obispo de Braga, que se pronunció favorablemente sobre el prodigio que ocurrió el pasado año, se ha abstenido de hacer cualquier tipo de declaración, al menos hasta la fecha de redactar este reportaje. Mientras tanto, la segunda hostia fue enviada a Braga para su análisis y los testigos implicados están siendo interrogados por la Comisión de Peritos. A principios de junio, era el sacristán de la parroquia, Don Joâquim Pereira, quien acudía a Braga para prestar declaración.
A la espera de un pronunciamiento oficial desde el obispado de Braga, en la iglesia parroquial de Santa María de Moure continúa celebrándose una misa del Santísimo Sacramento el día 18 de cada mes, tal como determinó el Consejo Pastoral Parroquial tras producirse en esa fecha por primera vez el milagro.
Fuentes de la Iglesia portuguesa han desmentido que el milagro de Moure tenga relación alguna con el de Fátima, aun coincidiendo ambos prodigios en el mes de María.
En conclusión, el 18 de mayo de 1996 una imagen presuntamente paranormal se materializó en una Sagrada Forma ante quinientos testigos. la imagen permaneció visible durante quince horas, desapareciendo luego tan misteriosamente como había aparecido. Exactamente un año después, volvió a repetirse el mismo fenómeno, esta vez ante muchos más testigos, que se habían congregado en la iglesia para conmemorar el aniversario del anterior prodigio. En esta segunda ocasión, la imagen pudo ser contemplada durante 24 horas antes de desaparecer. Durante este tiempo, miles de personas pudieron ser testigos del rostro crístico.
Algunas fuentes hablan de 45.000 visitantes, y otras llegan hasta 60.000, aunque la cifra de asistentes que posee mayor credibilidad es la que cifra en 50.000 el número de testigos.
Si la hostia consagrada en la misa del Santo Sacramento vuelve a materializar un rostro de Cristo cuando sea colocada en la custodia del Altar Mayor de la iglesia de Santa María de Moure, nos encontraremos ante un nuevo caso de "milagro a fecha fija", equiparable a las famosísimas licuaciones de la sangre de San Genaro o San Pantaleón. Estaremos allí para comprobarlo.