Al viajero que se interna por los caminos del Uritorco le llama la atención la cantidad de oratorios y capillas marianas que se concentran en torno al «cerro de los Dioses». Algunas de éstas, como la construida en honor a las apariciones de Lourdes, son punto de peregrinación de creyentes y beatos provenientes de todo el país. En ellas se asegura que se han producido todo tipo de curaciones milagrosas y fenómenos sobrenaturales.
No debe sorprendernos, por tanto, que en la Iglesia Católica de Capilla del Monte encontremos un insólito cuadro: la representación de la «verdadera aparición» de la Señora de Fátima, tal y como la describieron los pastorcillos portugueses en 1917, y muy lejana a la representación piadosa que los artistas católicos han terminado por transmitir al pueblo. El ser visto en Fátima, y recogido en la Iglesia de Capilla del Monte, era una criatura vestida con un traje abombado, escafandra en la cabeza y esfera luminosa en el pecho. Este grabado, de 3 metros de alto por 1,5 de ancho, que pudimos visitar en la parroquia capillense, tal vez sea la única representación realista de la visión de Fatima que se encuentra en una iglesia católica en el mundo.
Frente a esta relevante presencia mariana, también destacan tradiciones esotéricas como la del Mundo Subterráneo. Según antiquísimas tradiciones aborígenes, en el cerro Uritorco existiría una ciudad subterránea habitada por los legendarios «dioses blancos»: la ciudad de Erks. No han sido pocos los testigos que aseguran haber visto esta ciudad con sus propios ojos. Y es que, según los habitantes del Uritorco, en ciertas noches sus luces se harían visibles, mientras otras misteriosas «luminarias del Uritorco» surcan majestuosamente los cielos capillenses.
Sería absurdo intentar resumir en tan limitado espacio en sinfín de testimonios sobre estos avistamientos que hemos podido reunir en diferentes puntos del Uritorco y Capilla del Monte. Amas de casa, empresarios, militares, policías, o simples turistas, aseguran haber protagonizado en torno al cerro todo tipo de fenómenos extraños. Algunos, como Patricia Ferrari, aseguran haber sido abducidos; otros, como el piloto comercial Alberto Arid, confirmaron el famoso «Efecto Electromagnético de los OVNIs» al sobrevolar el Uritorco. La lista es interminable. Los archivos del Centro de Informes OVNI de Capilla del Monte, dirigido por Jorge Díaz, recogen infinidad de historias similares.
Personalidades como el físico Dr. Alvarez López, Narciso Genovés (uno de los último discípulos de Guillermo Marconi), investigadores como J. J. Benítez o Fernando Jiménez del Oso, esoteristas como Enrique Barrios, y un interminable elenco de expertos, han visitado el Uritorco, y todos tienen una historia personal que narrar en torno a los misterios del «cerro de los dioses». Poco antes de nuestro último viaje a Capilla del Monte, según nos relataban los habitantes de la zona, unos funcionarios de la NASA también habrían permanecido varias semanas aislados en una cabaña en lo alto del Uritorco, recogiendo información sobre la misteriosas luces de origen desconocido.
El lado oscuro
Como en tantos otros casos, los enigmas y misterios genuinos de un enclave como éste atraen a toda una pléyade de pícaros que intentan sacar partido económico a lo paranormal. En pocas poblaciones latinoamericanas podemos encontrar una muestra tan nutrida de sectas y grupos pseudoesotéricos, que implantan sus templos, escuelas y comercios pseudoreligiosos, con el objeto de rentabilizar las demandas espirituales del público.
Tal vez, por esa razón la policía capillense está mucho mas familiarizada con las denuncias relativas a estafas y fraudes esotéricos que la del resto del país. Hace pocas semanas la comisaria de Capilla del Monte recibía varias denuncias contra el contactado Dante Franch y su comunidad esotérica:
un solar habilitado como «escuela de misterios». No es la primera vez que los jueces deben ocuparse de sectas y grupos implantados en Capilla del Monte tras la aparición de la huella del Pajarillo. Sin embargo, los misterios del Uritorco trascienden la picaresca recientemente asentada en el «cerro de los dioses» y se erigen en uno de los grandes enigmas y desafíos para la investigación.