27 de julio de 1996
Centro de Control Aéreo
Aeropuerto de Barajas. Madrid
Pablo Díaz es un controlador aéreo con una dilatada experiencia profesional y miles de horas de servicio a sus espaldas. El 27 de julio de 1996, parecía un día normal y rutinario en el Centro de Control Aéreo del Aeropuerto de Barajas, pero a las 9 de la mañana la rutina de la Torre se rompería ante una insólita situación de alerta.
Por la frecuencia civil la Base Aérea de Torrejón notifica a los controladores aéreos que un caza interceptor, un F-18, estaba despegando en misión de scramble. Al parecer "algo extraño" había sido avistado al noreste de Madrid, en línea recta hacia Zaragoza. Pablo Díaz, como cientos de controladores aéreos, se convertía en testigo secundario de una maniobra OVNI del Ejército del Aire, al menos hasta que el caza llegó a los 20.000 pies de altura. Al llegar a esa altitud los militares cambiaron de frecuencia, y Pablo Díaz -según me relató- perdió contacto con el enésimo enfrentamiento entre cazas españoles y OVNIs.
No era la primera vez que Pablo Díaz protagonizaba, como controlador aéreo, un incidente OVNI. De hecho uno de los casos más conocidos en la historia de la ufología española, contó con él como testigo secundario.
Ocurrió el 10 de marzo de 1979. Eran aproximadamente las doce y media de la mañana cuando Pedro Díaz recibió una llamada de un avión de Iberia que afirmaba estar viendo un OVNI. A los mandos de ese avión se encontraba el famoso piloto, escritor y periodista gallego Jose Antonio Silva (al que antes me referí), y el Comandante Antonio Miralles como segundo de a bordo. En su día el Comandante Silva me explicó su experiencia, y como habían podido observar con todo detalle, "en pleno día, y con un cielo despejado de excepcional visibilidad", aquel Objeto No Identificado "tan grande como un Jumbo". El Comandante Silva y su tripulación habían sido advertidos de la presencia del OVNI por el radar de Paracuellos del Jarama, y nuevamente los controladores aéreos y radaristas contrastaban la experiencia visual de los pilotos que ven un OVNI, que en este caso aparecía detectado en dos radares. En estos casos el controlador aéreo confirma y avala el testimonio de los pilotos que se encuentran con OVNIs en vuelo, sin embargo en muchas ocasiones son los mismos controladores aéreos los que, desde su Torre de Control, observan objetos desconocidos en el cielo.
Si bien el incidente del 27 de julio anteriormente descrito, supone un ejemplo excelente de caso OVNI reportado por un controlador, pocas semanas antes se producía, aparentemente otro incidente similar en la Torre de Control de Sevilla. Esa fecha, y durante la "Noche de los Cazadores de OVNIs" que organizó la revista especializada AÑO CERO, en base a un reportaje realizado por quien esto escribe, alguien que se presentaba como el controlador aéreo de servicio telefoneaba al programa radiofónico “Turno de Noche”, que cubría la noche ufológica de AÑO CERO, para reportar su propio avistamiento. Según este denunciante, que desea mantener el anonimato, un objeto con forma de cubo estaba evolucionando a unas 30 millas de la Torre de Control, a unos 6000 pies de altura, descendiendo de pronto 3000 pies en un segundo.
Independientemente de este caso anónimo, los controladores del Centro de Control Aéreo de Sevilla han protagonizado algunos de los incidentes OVNI más extraordinarios. En su día un servidor se desplazó hasta allí para interrogar a varios controladores aéreos y radaristas, así como al Jefe de Torre y Director del Aeropuerto. Todos ellos se mostraban absolutamente abiertos al fenómeno OVNI. "Como no vamos a creer en los OVNIs -declaraba Pablo Morales- después de las cosas que hemos visto aquí".
Pedro Morales, como Juanjo Bianchi, o el Jefe de Control Fernando López, me contaron sus numerosas experiencias personales en torno a los OVNIs. Aunque sin duda, la más extraordinaria de todas, se produjo a mediados de los años 70, cuando al menos 3 tripulaciones de aviones en vuelo notificaron a "El Judío" -como se conoce popularmente el Centro de Control de Vuelo de Sevilla-, la presencia de un Objeto No Identificado con forma de "Platillo Volante". Desde la Torre de Control observaron pocos minutos después un objeto luminoso que se acercaba a la cabecera de pista, y creyendo que se trataba de uno de los aviones que debía tomar tierra en Sevilla, encendieron las luces de la pista. Para su sorpresa el objeto pasó sobre las instalaciones aéreas a gran velocidad y sin aterrizar... No era un avión, era el OVNI que las tres tripulaciones acababan de reportar a la Torre de Control.
Sin duda, esa invasión tan directa de las aerovías comerciales, y del espacio aéreo civil por objetos no identificados supone un riesgo para la aviación civil. Y este es uno de los factores que obliga a mantener un discreto silencio en torno a este tipo de incidentes por parte de los controladores aéreos. Así nos lo explicaba Marcos Tellería, Jefe de Torre del Aeropuerto de Labacolla en Santiago de Compostela, con mas de 40 años de experiencia en el control aéreo.
Marcos Tellería vivió una experiencia personal desde la misma Torre de Control y así lo narraba en una de mis abundantes visitas a ese Centro de Control: "Eran aproximadamente las 22:30 yo estaba abajo, en mi oficina y me advirtieron de que tres objetos extraños estaban estacionados cerca del aeropuerto. Salí afuera y efectivamente allí estaban. A mi lado estaba Recado, el meteorólogo del aeropuerto, que coincidía conmigo en que aquello no era nada conocido por nosotros".
Al mismo tiempo, desde la Torre de Control, el controlador de servicio, Manuel Pérez, observaba exactamente lo mismo que su Jefe de Torre y el meteorólogo. Servidor también se entrevistó con él: " Acababa de entrar en mi turno –me dice-, por eso recuerdo la hora. De pronto los vi a través del ventanal de la Torre. Eran tres focos muy luminosos que variaban de color y estaban estáticos en el aire".
Todos ellos coincidían en la inquietud que les producía la presencia de esos tres objetos desconocidos, estáticos, tan cerca de las instalaciones del aeropuerto. Resulta comprensible por el riesgo potencial que la presencia de esos objetos no controlados podría suponer para la aviación civil. Un ejemplo sumamente conocido y elocuente en ese sentido lo supone el famosísimo "Incidente de Manises".
El 11 de noviembre de 1979 un Supercaravelle de la compañía TAE se vio obligado a hacer un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Valencia, ante la peligrosa proximidad de un OVNI al avión. Naturalmente quien esto escribe se desplazó a Valencia y Barcelona para recoger los testimonios de los controladores aéreos implicados. Por un lado Javier Alonso, el controlador que coordinaba el vuelo del Supercaravelle, nos confirmaba la tensión de aquella insólita situación:
"Recuerdo que el Comandante Lerdo de Tejada estaba visiblemente asustado. A medida que hablábamos se notaba que su inquietud iba en aumento, ya que aquellas luces que se acercaban a su avión no podían ser identificadas por nosotros, hasta que decidió tomar tierra".
Cuando el avión realizó el aterrizaje de emergencia en Valencia, el director del aeropuerto era D. Miguel Morlan, quien pudo observar personalmente los OVNIs.
"Efectivamente cuando Lerdo de Tajada pidió permiso para hecer el aterrizaje de emergencia -declara Morlan en una de nuestras entrevistas personales en Valencia- todos salimos fuera del Centro de Control, y pudimos ver unas luces extrañas detrás del avión...".
Resulta muy comprensible que este tipo de situaciones produzca gran ansiedad, en tanto los controladores son los responsables, junto con el piloto, de la seguridad del pasaje del avión, y la inesperada irrupción de un objeto no identificado en el espacio aéreo produce un comprensible temor.
Es sabido que muchos testigos de avistamientos OVNI quedan emocionalmente impactados por su experiencia, y los profesionales aeronaúticos no son una excepción.
Algo en lo que coinciden muchos controladores aéreos es en que esos objetos extraños, que a veces persiguen a nuestros aviones comerciales, parecen obedecer a una causa inteligente. Y eso, lejos de tranquilizar, inquieta todavía más.
Jorge Yañez, por ejemplo, además de ser controlador aéreo, realizó los cursos de radarista y es piloto privado. Es decir, en un mismo individuo encontramos la formación técnica de un piloto, controlador aéreo y radarista. En su destino del Centro de Control de Vuelo de el Aeropuerto del Prat de LLobregat (Barcelona), vivió su propia experiencia personal con el fenómeno OVNI. El suyo es uno de los muchos relatos inéditos que permanecen desconocidos por la comunidad ufológica española.
"Eran aproximadamente las 12 de la noche - me explica Yánez al visitarlo en la torre de control- cuando un Conver Coronado de Spantax nos notificó que estaba viendo un objeto luminoso desconocido. El objeto evolucionaba de forma inteligente y lo más inquietante de todo, es que parecía burlarse de los intentos del piloto por identificarlo...".
Yánez actualmente es Jefe de Torre en el Aeropuerto de La Coruña, donde también ha sido protagonista indirecto de alguna denuncia OVNI.
Es cierto que, por desgracia, en la mayoría de los casos los investigadores solo pueden recoger los testimonios personales de los protagonistas del incidente. Testimonios que, aún pertenecientes a individuos de incuestionable cualificación profesional para identificar objetos aéreos, pueden estar más o menos condicionados por el factor emotivo de la experiencia OVNI. Sin embargo no siempre es así. En algunas ocasiones los controladores aéreos han tenido la posibilidad de tomar fotografías o filmaciones de los objetos observados, lo que añade nuevos avales a su relato, como algunas de las que ilustran este reportaje.
Por otro lado las Torres de Control son el punto de referencia de muchos avistamientos OVNI civiles. La mayoría de los ciudadanos, cuando observan un objeto extraño en los cielos, telefonean a las Torre de Control del aeropuerto más cercano, con la esperanza de que el controlador pueda discernir si el objeto avistado es un avión en la zona, o al menos corroborar si otros testigos han denunciado lo mismo. Por esa razón las Torres de Control son una fuente de información valiosísima para la ufología. Además, en algunos aeropuertos los controladores aéreos tienen acceso a los radares primarios, los únicos capaces de detectar objetos no identificados, ya que los radares secundarios solo tienen una función de receptores de una señal de transponder. Por eso, en algunas se han producido casos tan excepcionales como el siguiente; un controlador aéreo civil ha podido grabar en video la pantalla de su radar mientras se esta detectando un OVNI.
Esto es lo que ocurrió, por ejemplo, el 25 de diciembre de 1990 en el Centro de Control del Aeropuerto Internacional de Carrasco. Omar Vera, controlador en servicio aquel día de Navidad, y Jefe de Sector fue quien se percató de la presencia de dos ecos no identificados en la pantalla de radar que, según nos describiría cuando le interrogamos telefónicamente desde España; "se comportaban inteligentemente". Por fortuna, y debido a tan señaladas fechas, Omar Vera disponía de su cámara de vídeo en la Torre de Control, y pudo grabar la pantalla y las evoluciones de los No Identificados en la misma. Este valioso documento, que conservo en mi archivo, fue emitido por la televisión argentina posteriormente, tratándose de uno de los escasos registros en vídeo de las evoluciones de ecos desconocidos en un radar civil. Naturalmente existen muchas más filmaciones de este tipo en radares militares, pero resulta prácticamente imposible acceder a esa documentación por el típico hermetismo militar para con el fenómeno OVNI.
Secretos militares
Sin duda los controladores aéreos militares tienen acceso a información privilegiada desde sus Torres de Control, que en pocas ocasiones llegan al conocimiento de los ufólogos. Sin embargo algunos investigadores civiles hemos tenido acceso a algunos testimonios valiosísimos, como el del Teniente Jesús Armada.
El Teniente Armada, junto a otros compañeros, observó un No Identificado desde la Torre de Control de la Base Aérea de Reus. "Eran las once y media de la mañana, y estábamos controlando el aterrizaje de un Boeing 727, cuando vimos algo más abajo, y a la derecha del avión, un objeto luminoso. Era circular, y al verlo con prismáticos apreciamos una especie de manchas oscuras...".
El Teniente Armada, como sus compañeros, fue sometido a una minuciosa investigación a cargo de un juez informador del Ejercito del Aire, quien redactó el pertinente expediente oficial, recientemente desclasificado. Sin embargo, según me confesaba en primicia el Teniente Armanda, fue tal la presión a que fue sometido durante la investigación militar, que decidió que guardaría silencio en el caso de volver a ver un OVNI. Y así ocurrió. Años después volvería a ser protagonista de un avistamiento, aún más notable, desde el Centro de Control. Pero por respeto a sus deseos, y mientras continúe en activo como controlador militar, omitiremos todo detalle al respecto.
En base a casos como este podemos afirmar que existen muchos más incidentes OVNI protagonizados por controladores y radaristas militares, que los desclasificados por el Ejército del Aire. Sin ir más lejos, en la Base Aérea de Gando descubrimos más de una veintena de incidentes OVNI que permanecían reseñados en los libros de servicio del Centro de Control, y que pudieron ser rescatados del anonimato por un observador de radar que cumplía su servicio en dicho Centro de Control. Entre esos casos encontramos scrambles, detecciones en radar, avistamientos, etc.
Jose Alejandro González, el citado observador de radar, pudo consultar los libros de actas de los últimos años tan solo, y según me relataba cuando me reuní con el en el Centro de Control de Vuelo de Gando –en Las Palmas de Gran Canaria-, con seguridad se han dado muchísimos más casos en ese Centro de Control, que ni siquiera fueron reseñados en esos libros.
Casos que por increíbles no son reflejados en los libros de actas. Casos como el protagonizado por Luciano G. Que no es el típico episodio de un controlador aéreo que ve un OVNI. Es algo mucho más increíble.
Luciano G. A. es Funcionario del Cuerpo Especial de Controladores de la Circulación Aérea con muchos años de experiencia. Pero en toda su trayectoria profesional jamás vivió nada remotamente similar a lo que lo ocurrió aquella noche de noviembre. Durante años ha guardado el más sepulcral silencio sobre su insólita experiencia. El lector entenderá enseguida porque.
"Yo entré en mi turno de la torre a las 21.00, y hacia la medianoche recibimos una llamada de un avión que nos pedía información sobre un tráfico que veía en sus inmediaciones. Le explicamos que no había ningún avión en su zona, y ante su insistencia, empezamos a investigar. Recuerdo que nos comunicamos con otros aviones y Centros de Control, pero nadie sabía que podía ser aquel objeto, así que lo definimos como Objeto Volador No Identificado. Aquella situación de "emergencia OVNI" duró varias horas, y varios aviones vieron el OVNI. Por fin las cosas se tranquilizaron y yo me quedé solo en la torre. Encendí un cigarrillo y me relajé unos minutos disfrutando de la noche. Recuerdo que aún podía ver las luces de posición del 226 por el sur ascendiendo hacia Getafe. Ni rastro de ningún otro tráfico en las inmediaciones. De pronto escuché una voz que se dirigía a la torre, y tomé el micro para responder, pero aquella voz me indicó que no estaba trasmitiendo por radio, sino mentalmente. Di un salto de la silla y me incorporé de golpe y entonces lo vi. Era una especie de platillo circular, con un sector triangular marcado sobre el fuselaje. Estaba parado en la intersección de las pistas 15-33 y 01-19. No abultaba mucho mas que un DC-3. Su forma era ovalada visto desde arriba. Estuvo allí posado un buen rato, y mientras lo contemplaba con los prismáticos mantuve una conversación mental con la voz que se había comunicado conmigo. Les pregunté de donde venían, quienes era, desde cuando nos visitan, etc. Fue una conversación muy larga e instructiva que tengo anotada en detalle. Por fin el objeto comenzó a cambiar de color y adquirió un tono plateado muy brillante, entonces comenzó a elevarse sobre la pista hasta encontrarse a la altura de la torre, a unos 38 metros sobre el suelo. Hizo un pequeño movimiento de balanceo y a continuación desapareció completamente de mi vista. Inmediatamente llamé al controlador radar de aproximación, y me dijo que hacía un momento había visto un "eco falso" durante un instante. "Será el OVNI de antes" dijo irónico... A las siete de la mañana se incorporó mi compañero de relevo, y comencé a contarle lo que me había pasado, pero como empezó a tomarme a broma decidí guardar silencio, hasta hoy."
Curiosamente, en uno de los últimos expedientes OVNI desclasificados por el Ejército del Aire español se reseña un objeto muy similar al descrito por Luciano G. ¿Coincidencia? En el estudio de los OVNIs uno con frecuencia con estas soprendentes sincronicidades. Y el hecho de delimitar un área de estudio; por ejemplo un período concreto de tiempo, o un área geográfica precisa, analizando la casuística en ese universo, para luego transpolarla, es una estrategia tan lícita como cualquier otra. Esto será lo que haremos a partir de ahora, delimitando como campo de estudio las manifestaciones del fenómeno OVNI en el noroeste español.